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domingo, 10 de mayo de 2009

BOROBUDUR

BOROBUDUR
      El monumento Borobudur es el más grande jamás construido por los budistas. Es un gigante mandala de piedra situado a unos 40 Km. de Jogjakarta, en la isla de Java, Indonesia, con unos 4 Km. de grabados en piedra que narran la historia de las diferentes reencarnaciones de Buda. Recorrer sus pasadizos en el sentido de las agujas del reloj ascendiendo hasta el cielo fue, para mí, toda una iniciación.
      Cuando paseaba por la primera planta una chica se me acercó y me preguntó si podía hacerme una foto, yo, pensando que quería cobrarme por la foto o algo así, le dije que no y la miré irse como avergonzada. DESCONFIANZA, pensé, pues después descubrí que sólo quería hacerse una foto conmigo. Alicaída continué mi ascenso por los solitarios pasillos, con las nubes como techo, observando las firmas que dejaron, en las piedras del suelo, los constructores del monumento y mirando sin comprender todos aquellos relieves.
      En el segundo nivel se me acercó un joven al que apenas entendía pues hablaba un extraño inglés. Comenzamos una conversación inconexa hasta que lo vi dispuesto a sacar algo de su zurrón. No, No, le dije, moviendo mis manos para que no tuviera dudas, desconcertado me mirÓ a los ojos y preguntó ¿Por qué?... ¡oh! Disculpa, no comprendo lo que dices, le respondí. Está bien, no te preocupes, que tengas un buen día, dijo sonriendo mientras se marchaba. Proseguí mi camino más triste aun. ¡DESCONFIANZA! Repetía la voz en mi cabeza.
      En el tercer nivel se me acercó un señor, cámara en mano y esta vez esperé a ver que quería. Entendí que me pedía que le hiciera una foto con su familia. Después de hacerla e intercambiar sonrisas me sentí mejor y continué con mi peregrinación.
      En el cuarto nivel una suave brisa refrescó mi ánimo, y la paz del desierto pasadizo y las imágenes de los relieves me hicieron olvidar todos mis malos pensamientos.
      Repitiendo un mantra y con una sonrisa en los labios aparecí en el quinto nivel, donde el espacio se abre, oyes las risas de los adolescentes y las decenas de estupas con sus Budas dentro te hacen creer que has alcanzado el Nirvana.
      A partir de aquí, se hicieron varias fotos conmigo, pude ver el paisaje desde las alturas y refrescarme con el airecito bueno.
Gracias, gracias, repetí en mi mente, gracias por esto.



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