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lunes, 6 de diciembre de 2010

En presencia de Amma

       Amma nos preguntó, y yo encontre laLA RESPUESTA. A través de su acertada pregunta me di cuenta del significado de las palabras "todo pasa", "todo fluye" o "todo está conectado".
          Antes de ese momento, cada vez que escuchaba “todo pasa”, pensaba en el benévolo tiempo, que con su magia tranquila, hace posible que todo pase de largo, que todo se asiente, se enfríe, se atenúe, se supere, se olvide…se extinga.
      En cambio, mi idea de “todo fluye” era bastante vaga. Algo entre “be water my friend” y no acumular pertenencias. Como un rollo Feng Shui de movimiento perpetuo en el que los objetos materiales, las emociones y el Karma  circularían libremente entre la humanidad.
      Pero, ¡Ah!, que todo está conectado me entusiasmaba. Imaginaba algo parecido a  lo que se explica en El juego de Ender, una especie de conexiones energéticas invisibles entre cada uno de los seres del universo y otra dimensión fuera del espacio-tiempo. ¡Todo está conectado! Como lo que se cuenta de los hermanos gemelos, de las madres y sus bebés o de los enamorados, pero a nivel universal. Realmente me entusiasmaba la idea.
      Pero Amma nos preguntó por los truquillos que teníamos para superar el dolor, “tal vez alguno pueda ayudar a otras personas”, dijo. ¿Cómo dejar de pensar en aquello que nos ocurrió, que nos hicieron, que nos transformó en almas en pena, que nos rompió? ¿Cómo perdonar a las personas, a los hechos, a la vida, a nosotros o al mismo Dios?
      Mi interior se tornó un torbellino de pensamientos, recuerdos y emociones que me aisló de mi entorno, por lo que no pude prestar mucha atención a las respuestas que le dieron a Amma. Mientras la miraba fijamente la vorágine de mi interior fue tomando forma. Vi todo lo que había aprendido al respecto durante mi vida y de repente se tornó simple, sencillo, como aquello que todo el mundo sabe pero que nadie cae en la cuenta. ¡No me lo podía creer!  ¿Tan fácil es, Amma?
      Es verdad, todo pasa, todo fluye y todo está conectado, pero no como yo imaginaba. Comprendí que casa suceso, cada acción viene determinada por otras anteriores y que mi dolor fue infringido por personas que sufrían y a las que a su vez les hicieron daño. Comprendí que cada acto está influenciado por un sin fin de actos previos, y que sus repercusiones se pierden en el infinito, encadenándose unos con otros, intrincándose y formando una red que no somos capaces de abarcar. Todo pasa por algo, susurré, todo pasa por algo… Fue así como sentí compasión por los que me hicieron daño.
      Después me sentí muy dichosa pues pensé que tenía el poder de cambiar las cosas. Toda la sucesión de hechos que desembocaron en mi sufrimiento eran sin duda dolorosos, el resultado del miedo que en el ser humano puede tomar una gran amalgama de formas: Ira, opresión, despotismo, egoísmo,  prepotencia, violencia, dominación, ingratitud, intimidación, rabia, deseo, terror, todo, sin excepción, fruto del miedo.
      Yo, aquí y ahora, puedo romper esa cadena de acontecimientos, puedo invertir la inercia de años, de generaciones de seres atemorizados atormentándose unos a otros. Yo, aquí y ahora, decido que el resultado de mi pasado será diferente, y que las consecuencias que tendrán mis actos no albergarán más miedo ni dolor. Yo, aquí y ahora, decido el rumbo que tomará mi camino, pues al tomar conciencia de todo esto, me convierto en la creadora de nuevos futuros.
Gracias Amma.

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